lunes, 29 de enero de 2024

Cuatro cosas tiene el hombre/ que no sirven en la mar:/ ancla, gobernalle y remos,  / y miedo de naufragar.

 No es mucho el aparejo que debemos cargar para el viaje de la vida, lo que nunca podemos olvidar es que el tiempo no se va a parar y que los vientos nos harán perder el rumbo. Tendremos que renunciar a algunos puertos, pero nunca a la libertad y a la felicidad.
 Para instruirnos en nuestro incierto viaje existen unos principios que nos pueden servir de guía, pero hay que llevarlos a la práctica en un medio cambiante expuesto a errores que debemos aprovechar como “aviso providencial de nuestra ligereza e ignorancia” (Ramón y Cajal). Descartes y Pascal recurrieron a las matemáticas y la geometría para combatir los enredos de la Escolástica, pero también en busca de fórmulas que evitasen la angustia y el sufrimiento causados por las dudas y las conductas equivocadas. El desencanto fue mayúsculo porque el mundo humano no es el de los números ni tan siquiera el de las leyes físicas. La lógica no es pensamiento. La vida es pintar un cuadro, no hacer una suma, escribió Oliver Wendell Holmes. No obstante, conviene tener presente algo que escribió Einstein y cuya validez se extiende a la vida social y personal: la línea recta “es un caso particular y trivial del concepto más general de curva...Mientras nos ocupemos únicamente del movimiento en línea recta estaremos lejos de comprender los movimientos observados en la naturaleza”.

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