Es posible que la música sea la más antigua de todas las lenguas, de ahí que para distinguirla del ruido de los manicomios solo se necesite un poco de sensibilidad y de atención; pero no todo vale. Según Adorno, el oscurecimiento de la crítica y de la razón propician el culto a la pasión en cuyo reino se abren paso las tendencias violentas y represivas de la sociedad. La aconceptualidad de la música permite a los oyentes reducirse a meros seres "sentientes" que asocian a ella "cualquier cosa que se le ocurra" o lo que es peor: que se le ocurra a la industria cultural. Tchaikovsky ha sido una de las principales víctimas de la cultura de masas; sin embargo, el último movimiento de su sinfonía "Patética" se resiste a claudicar, aunque a costa de otras leyendas menos edulcoradas, pero que también se acaban imponiendo a la propia música. En este caso, la decisión de Tchaikovsky de romper con la tradición beethoveniana de un final feliz dio lugar a un conjunto de teorías esotéricas y códigos ocultos surgidos a raíz del sufrimiento que al compositor le ocasionaba el apasionado amor carnal que sentía por su sobrino.
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