lunes, 22 de abril de 2024

Está loco, es decir, es normal

 

 "Don Quijote es el símbolo de la crítica a la sociedad burguesa, desde sus formas feudales tardías en torno al 1600 hasta el conformismo por completo manipulado del presente. Es el símbolo ahistórico de un verdadero materialismo histórico. En cada situación está loco, es decir, es normal; en cada encuentro es irracional, es decir, racional". Leo Löwenthal

El Caballero de la Triste Figura no solo se rebeló contra la caída en desgracia de la virtud y la justicia que, en su versión laica o teológica, habían estructurado la vida; sino también contra la separación entre lo que se es y lo que se hace. El mundo y la vida perdieron su sentido cuando los mercachifles y la nobleza de toga se impusieron a los caballeros. La confusión entre pecados y virtudes a que todo ello dio lugar justifica la locura de Don Quijote, pero el cura y la sobrina tenían la misma ideología feudal que los libros de caballería que echaron a la hoguera acusándolos de haber inculcado en Don Quijote ideas desprovistas de religiosidad. El cortesano franciscano Antonio de Guevara va más lejos y recomienda que no solo se deje de imprimir el Amadís de Gaula que había logrado salvarse de la quema, sino también La Celestina, argumentando que todos ellos incitan a la sensualidad y a vivir bienEl verdadero problema de todos esos libros laicos era que los leían tanto los letrados y los ignorantes como los plebeyos y los caballeros.  La locura de Don Quijote es su nobleza: su épica no está en su anacronismo, sino en intentar mantener los grandes valores sin la subordinación ni al dogma religioso ni al dinero convertido en nuevo señor. 

 El encuentro con nuestros libros de caballería suele ser tardío, pero en su torbellino, ellos mismos nos explican los motivos de dicho retraso.

 

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