martes, 23 de abril de 2024

El conocimiento la pasión no quita. (Manuela Reyes. Cante por caracoles, de Antonio Chacón)

 No hay líneas que separen el arte de la realidad, ni la doxa del episteme estético, entre otras cosas porque toda producción artística es una creación tanto del espíritu y la materia como del autor y de quien la interpreta. No será fácil que dos personas entiendan de la misma manera La tempestad, de Shakespeare porque ninguna especulación es imparcial ni es ajena a los sentimientos. La propia palabra filosofía significa amor a la sabiduría, lo que a su vez es también amor a la verdad. Tampoco lo simple surge sin reflexión porque la realidad no coincide con lo contingente, de ahí que la experiencia artística tenga leyes que conviene conocer, aunque sin llegar a confundir la teoría con la ideología reconciliadora que se nos suele proponer. Ser cautos con el arte y no dejarnos llevar no merma el placer estético. Por ejemplo, la contemplación del florentino Salón de los Quinientos no es incompatible con el conocimiento de la función autoglorificadora de su Apoteosis de Cosme I. 
La transformación social también es una mezcla de razón y sentimiento en proporciones variables. Según Marx, la superación del estado de cosas se debe apoyar más en el cerebro de la pasión que en la pasión del cerebroJuan de Mairena pedía a sus alumnos que pusiesen en la materia que labren "el doble cuño" de su inteligencia y su corazón: algo así como el sentimiento del caminante que contempla un mar de nubes en la pintura de Caspar David Friedrich o como esas ruinas rodeadas de niebla que cautivaron a los miembros del Sturm und Drang: Ilustración alemana cuyo gran representante es Werther, de Goethe. Lukács sabe que el lector se detiene ante esta consideración del Sturm und Drang como Ilustración alemana porque la leyenda burguesa ha contrapuesto el sentimiento del primero al entendimiento de la segunda. Sin embargo, según Lukács, a lo que se enfrentaron los ilustrados no fue a la vida afectiva de los seres humanos, sino a las convenciones nobiliarias"En su modo de dar forma a la pasión amorosa" de quien no es ni plebeyo ni revolucionario porque no puede serlo según las circunstancias de la Alemania de su tiempo, "Goethe ha mostrado la contradicción irresolubl entre el despliegue de la personalidad y la sociedad burguesa" (G. Lukács). Para Lukács, "la tragedia del Werther no es, pues, solo la  tragedia del amor desgraciado", sino también la contradicción del amor burgués que a diferencia del pre-burgués se basa en el amor voluntario, pero deformado por el interés económico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario