martes, 23 de abril de 2024

Porque conozco el día que me espera, / y no por el placer. Jaime Gil de Biedma

Lo terrible no es la muerte, sino las vidas que la gente vive o no vive hasta su muerte. No hacen honor a sus vidas, les mean encima. Las cagan. Estúpidos gilipollas. Se concentran demasiado en follar, ir al cine, el dinero, la familia, follar...Muy pronto se olvidan de cómo pensar, dejan que otros piensen por ellos...Ponles la gran música de los siglos y no la oyen. Charles Bukowski 
 No se puede descuidar la vida hasta el extremo de dejarla pasar sin descubrir la melodía y el contrapunto que llevamos dentro. Para lograrlo, lo primero es escuchar la claridad con que Beethoven expresa el anhelo y la angustia humana en sus últimos cuartetos. El tema de la presencia de la muerte en cada instante de vida ya lo habían tratado otros compositores, pero de forma sucesiva, no dialécticamente como lo hace Beethoven. Herman Hesse distingue entre el ermitaño que se ha aislado "a causa de una debilidad" y los grandes solitarios como Beethoven o Nietzsche que buscan seguir su propia ley sobreviviendo a las tormentas. 
 El Superhombre de Pessoa es lo opuesto al de Nietzsche. El autor de el Libro del desasosiego decía que la vida había sido siempre penosa para él y que para evitar el contacto se había aislado; sin embargo, al aislarse había exacerbado su ya excesiva sensibilidad. El piano mal tocado del piso de enfrente le traía más buenas tristezas. Para él, la música era Aquello que viene a buscar el llanto inmanente de toda criatura humana / Aquello que viene a torturar la calma con el deseo de una calma mejor...  
Pessoa se ganaba la vida escribiendo asientos contables en un libro auxiliar de caja dentro de una oficina estrecha, cuyas ventanas mal lavadas daban a una calle sin alegría. Al terminar su jornada, con la tristeza del poeta que pensaba que nunca llegaría a ser, regresaba a su cuarto piso de un edificio con almacenes abajo. “Si pudiera ir a cualquier lugar que no sea aquí”, suspiraba. El sufrimiento que transmiten las Pinturas negras de Goya o los últimos cuartetos de Beethoven nos hace pensar en el de los despreciados que ni tan siquiera tuvieron la posibilidad de expresarlo. Charles Bukowski destaca el coraje de quienes como Pessoa se levantan de la cama para enfrentar las mismas cosas una y otra vez: "...conozco el día que me espera, / y no por el placer", escribe Jaime Gil de Biedma. Pero quien ha hablado con más ternura de nuestras vidas malogradas ha sido Mario Benedetti. 

 pero el cielo de veras que no es este de ahora
 ese cielo de cuando me jubile
 habrá llegado demasiado tarde

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