martes, 23 de abril de 2024

Cuando me paro a contemplar mi estado / y a ver los pasos por donde he venido / me espanto de que un hombre tan perdido / a conocer su error haya llegado.  Lope de Vega

La influencia del soneto CCXCVIII de Petrarca en estos versos de Lope de Vega es tan evidente como la que anteriormente ya había ejercido en Garcilaso. Según Ignacio E. Navarrete, el motivo de esta tendencia a la imitación sería una “combinación del dominio político hispano sobre Italia y un sentimiento continuo de inferioridad cultural”. Es posible que lleve razón la poeta danesa Inger Christensen, cuando afirma que todo lo que tenemos nos lo hemos robado los unos a lo otros. En cualquier caso, la citada recreación de dos representantes de nuestro Siglo de Oro tiene fuentes clásicas, pero hay otras ideas que atribuimos a poetas y pensadores célebres que ya fueron dichas antes por gente corriente. “¡Cuánto de Publio debería recitarse calzando el coturno, no sin él!, escribía Séneca. 
 Me sorprende que no todo el mundo escriba y cuando digo que los libros que he escrito no cuentan nada nuevo no lo hago por falsa modestia porque, al igual que Charles Bukowski, puedo asegurar que “yo he sacado algunos poemas horribles, pero no tan horribles como los que he leído en las revistas”. Mis conocimientos solo me permiten ser un mero divulgador o comentarista que trata de interpretar lo que ha aprendido en favor de quienes ocupan el banco inferior de los remeros: los que saben que nunca cumplirán sus sueños y los que se quedaron sin tiempo para volver a la patria de la razón perdida (Lope de Vega).

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