lunes, 29 de enero de 2024

Byung-Chul Han: “Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema...Esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo”.

Byung-Chul Han y Rainer Mausfeld escriben que quien fracasa en la sociedad del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza en lugar de poner en duda la sociedad o el sistema. El verbo “poder” ha resultado superar los límites a la explotación que el verbo “deber” imponía en la vieja sociedad disciplinaria. C. Lasch ya había observado la infatigable cadena de críticas contra el yo a que estaba dando lugar esta nueva asociación entre el superyó y Tánatos. Para Alain Ehrenberg, del sujeto del rendimiento se ha borrado todo rastro de conflicto social porque, al igual que las máquinas, o funciona de forma rentable o está estropeado, es decir, deprimido. Según esta ideología solo existen elecciones individuales y los ganadores se convierten en virtuosos por el mero hecho de haber ganado. Por lo general, la conciencia política siempre ha sido mayor entre las clases altas, pero el culto a la autoridad por parte de los frustrados se ha vuelto a imponer como en los tiempos del nazismo. El todo vale y el arribismo ocultan la vida real tras un escenario de fantasías, mercados y estadísticas repletas de metáforas contaminadas (liderazgo, herramientas, management, equipos..feedback!) con las que se trata de exhibir una falsa neutralidad positiva. Todo son estímulos engañosos para que sigamos trabajando más allá de lo inevitable, pero si pese a nuestros esfuerzos no conseguimos el éxito ni la felicidad es por culpa de quienes viven de los subsidios y de -los cada vez más escasos- anticapitalistas que ahora reciben el nombre de populistas.

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