lunes, 29 de enero de 2024

“cien mil libras de renta son un bonito comentario del Catecismo y nos ayudan maravillosamente a poner la ‘moral en acciones’” (La piel de zapa, Balzac)

 Dos de las bases que sustentan nuestra sociedad son la celebración autocomplaciente del poder y una crítica respetuosa con los límites del capitalismo. El éxito comercial determina la calidad de manera objetiva, por lo que cualquier interpretación que se le oponga será acusada de resentimiento ideológico. La alegría por decreto y la desorientación no eran tan tupidas en tiempo de Balzac, de ahí que pese a su conservadurismo lograse captar el conflicto y las ilusiones perdidas de unos personajes que aspiraban a la gloria y al lujo viviendo de su literatura o de su carrera de Derecho. Tempranamente, la bohemia dejaba de ser un estilo de vida elegido voluntariamente para convertirse en la buhardilla a donde iban a parar quienes fracasaban en su intento de vivir en el seno del lujo, aquellos para quienes “cien mil libras de renta son un bonito comentario del Catecismo y nos ayudan maravillosamente a poner la ‘moral en acciones’” (La piel de zapa, Balzac). La frustración ya no servía para que los desengañados rechazasen la alucinación, sino para hacer de ellos seres atroces. De ahí el éxito de las obras literarias que nos hacen oír los estribillos que se repiten “como los golpes de un aparato mecánico, que desenvuelve su vida ficticia y sin alma” (La piel de zapa, Balzac).

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