lunes, 29 de enero de 2024

Prometeo, “héroe cultural de la fatiga”. Marcuse

 A finales de los años sesenta, el novelista norteamericano Kurt Vonnegut, afirmaba que la mentira más destructiva de su país es creer que cualquiera puede hacerse rico. La culpa interior que sufren quienes no lo logran estimula la autoexplotación. Marcuse ofreció una visión de Prometeo como “héroe cultural de la fatiga” y del trabajo considerado como fin y no como medio que Byung-Chul ha sabido sintetizar y actualizar mediante una crítica a expresiones como el "Yes, we can" de nuestra "sociedad del cansancio". El “sujeto del rendimiento, que se cree en libertad, se halla tan encadenado como Prometeo”, Titán que quiso compensar la debilidad de los seres humanos frente a los dioses ofreciéndoles los poderes del fuego necesario para la industria y el arte. El águila que como castigo “devora su hígado en constante crecimiento es su álter ego" con el que mantiene "una relación de autoexplotación". 
 En el polo opuesto a la fatiga se encuentran Orfeo, el que canta; el autoerotismo de Narciso, contrario a la alienación y Dionisos. Adorno admitía la compatibilidad entre este rencuentro del ser humano consigo mismo y su dialéctica negativa porque ellos representarían el dar y el recibir, un principio de paz y gratificación tras el esfuerzo que los descarta como héroes culturales del mundo administrado occidental. El móvil del “círculo vicioso exasperante” en que ha caído el mito de Prometeo es la ambición y no ese amor al trabajo, un tanto patológico, que llevaba al coronel Aureliano Buendía a cambiar pescaditos por monedas de oro para luego convertirlas nuevamente en pescaditos. Como ya planteara Aristóteles, sigue siendo necesario armonizar el conocimiento de las disciplinas útiles para la vida con aquellas otras que tienden a formar hombres justos y decentes que podrían parecer inútiles. (Política).

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