lunes, 29 de enero de 2024

“Si el miedo y la destrucción son las principales fuentes emocionales del fascismo, el Eros corresponde primordialmente a la democracia". T. Adorno

 El Banquete es un Diálogo de Platón que nos introduce en un simposio. La comida y la bebida que comparten quienes en él participan crean el ambiente adecuado para reflexionar acerca del Eros y del amor como estímulo para el conocimiento que tanto influirá en Max Scheler. Sócrates nos ofrece el siguiente testimonio que sobre el mismo escuchó de Diotima: "...ninguno de los dioses ama la sabiduría ni desea ser sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la sabiduría cualquier otro que sea sabio. Por otro lado, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues en esto precisamente es la ignorancia una cosa molesta : en que quien no es ni bello, ni bueno, ni inteligente se crea a sí mismo que lo es suficientemente. Así, pues, el que no cree estar necesitado no desea tampoco lo que no cree necesitar...Eros es amor de lo bello, de modo que Eros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del ignorante. Y la causa de esto es también su nacimiento, ya que es hijo de un padre sabio y rico en recursos y de una madre no sabia e indigente".
  En su libro La agonía del Eros, Byung Chul Han se ocupa de la supuesta decadencia que este amor del que nos habla Sócrates estaría experimentado hoy en día. La portada un poco kitsch elegida por la editorial Herder parece contradecir el contenido, pero el texto merece la pena. 
 El libro empieza con una teoría de Eva Illouz, según la cual, el enfriamiento del amor se debe a la racionalización que del mismo se ha hecho en la sociedad actual. Han no está de acuerdo y prefiere situar el problema en el contexto de la generalizada erosión que sufre el otro en nuestro infierno de lo igual, homogeneización que solo admite diferencias consumibles. La ausencia de negatividad habría producido un individuo narcisista al que el "mundo se le presenta solo como proyecciones de sí mismo". La ausencia de negatividad debilita el logos y solo permite la repetición de lo mismo. Según Hegel, "algo es viviente, solo cuando contiene en sí la contradicción".

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